Centenario. Peñarol. En el estadio, entre otras cosas, se jugó la primera final de un mundial. El Carbonero es uno de los equipos más importantes del continente y pioneros/inventores de la Copa Libertadores. Centenario: mítico. Peñarol: mística. Bueno. Fue Huracán. Poco le importó el pasado y el Curriculum del rival. Con bajas y varios suplentes. Lo planteó fenómeno. Volvió a hacer historia. Triunfazo.
En la Tribuna de Las Américas tratábamos de visualizar el equipo qué iba a parar Dominguez. No veíamos a Ábila. Tampoco a Montenegro. Nos parecía raro. De repente, con mis enormes compañeros de tribuna, nos pusimos el traje de entrenador y empezamos a improvisar o tratábamos de descifrar cuál era la intención de nuestro entrenador en Montevideo. Lo cierto es que copó el medio y la zona de ataque con jugadores rápidos para darle agilidad a cada ataque de Huracán. Todo le salió muy bien. Más aún cuando Gamarra, sonriente, tomó una pelota en el medio, se animó y metió un golazo. Deliramos todos. El Kaku se encargó de hacernos reír.
Tras abrir el marcador, el Globo tuvo espacios y terreno para ampliar la ventaja. Los locales sólo jodían con balones detenidos de Forlán y Marcos no nos fallaba cuando llegaban con peligro. Risso se sintió cómodo en su tierra pese a sus limitaciones. Sosa no parecía un juvenil. Sosa parecía Lugano o Godín. Balbi cumplió y San Román fue uno de los puntos más altos.
En el medio, Bogado (le anularon mal el gol aunque no sé cómo íbamos a salir de Uruguay si lo convalidaban -no nos importaba mucho-) corrió un montón y bancaron la parada con Mariano Gónzalez que trasladó mucho y a veces no simplificó pasando la pelota. El 7 sigue bajo pero con sumó sacrificio. Quiero que Espinoza se preocupe por generar. No por impedir que el rival genere. Gamarra la rompió y Miralles fue de lo mejor del equipo. Todos supieron cómo jugar el partido. El entrenador lo leyó fenomenalmente y los jugadores lo llevaron a cabo de muy buena manera. Huracán fue a buscar el partido. Tuvo muchas chances y cuando había que ponerle garra, los charrúas eran los de blanco. Pocas veces se perdió el orden.
En la tribuna sólo tuvimos un inconveniente en el descanso pero no pasó a mayores. La salida fue prolija con algún que otro cruce pero sin gravedad.
Nos dimos el gran gusto de ganar en el Centenario. Seguimos mirando a los ojos a la historia. No le bajamos la vista. Sirve mucho para la confianza. Ahora a cambiar el chip y pensar en el torneo que se viene Estudiantes. Ahí está nuestra prioridad.
#HaceteSocio. Estos tipos tienen algo. ¡Basta de excusas!
Juan Manuel Penalba
@JuanchoPenalba